miércoles, 27 de mayo de 2009

Extrañas costumbres






En un ecosistema no existen organismos viviendo totalmente aislados sino que se establecen interacciones biológicas entre ellos y con su entorno. Las relaciones entre los organismos son muy diversas. El parasitismo es un ejemplo de ese tipo de relaciones en la cual un organismo se beneficia mientras que otro sale perjudicado de esa relación.

Ya tenemos de nuevo en casa a prácticamente todas las aves que se fueron a África el pasado otoño. De todas ellas, el cuco es un ave que he vuelto a escuchar estos días después de mucho tiempo.




El cuco (Cuculus canorus), es un ave estival en Europa, no llega a Islandia. Habita en zonas boscosas, sotos, zonas de abundante vegetación, campos de cultivo y lugares abiertos con orlas arboladas en las cercanías. Es un ave solitaria, que tiene dos características que la hacen muy singular: la primera su inconfundible canto "cucu-cucu" y la segunda, por la de poner sus huevos en nido ajeno. Normalmente parasita pequeñas aves insectívoras, en la peninsula Ibérica las más comunes son los carriceros y las bisbitas, aunque parasita más de 30 especies. A la eclosión de los huevos el nuevo y recien nacido cuco, se deshace o bien de los huevos si no han eclosionado o bien de los pequeños polluelos.
Los machos tienen el plumaje gris, con el vientre barrado de blanco y negro alcanzan los 33 cm y tienen una cola larga, es insectivora.


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